
Existen básicamente dos tipos de lubricantes industriales:
- El lubricante de origen mineral, se obtiene tras la destilación del barril de crudo, es el más usado por sus buenas propiedades y por su bajo coste de producción.
- El lubricante sintético. De base artificial, se fabrica en laboratorio y no siempre es derivado del petróleo. Su coste es entre 3 y 5 veces superior al mineral, pero sus propiedades se puedes escoger a “la carta”.
En ambos casos, la base del lubricante por sí sola no ofrece toda la protección que necesita un motor o componente industrial, por lo que se añaden aditivos (sustancias que se suman para aumentar o mejorar cualidades) atendiendo a las necesidades del fabricante del motor.
¿Cuáles son esos aditivos? ¿Qué características potencian? Los principales aditivos usados en la industria son:
- Antioxidantes: Retrasan el envejecimiento prematuro del lubricante.
- Antidesgaste: Forman una fina película en las paredes a lubricar. Se emplean mucho en lubricación de cajas de cambio y diferenciales.
- Antiespumantes: Evitan la oxigenación del lubricante y así impiden la formación de burbujas que llevarían aire al circuito de lubricación.
- Antiherrumbre: Evita la formación de óxido en las paredes metálicas internas del motor y la condensación de vapor de agua.
- Detergentes: Son los encargados de arrancar los depósitos de suciedad fruto de la combustión.
- Dispersantes: Transportan la suciedad arrancada por los aditivos detergentes hasta el filtro o cárter del motor.
- Espesantes: Compuestos de polímeros que por acción de la temperatura aumentan de tamaño acrecentando la viscosidad del lubricante.
- Diluyentes: Se trata de un aditivo que reduce los microcristales de cera para que fluya el lubricante a bajas temperaturas.
Los aditivos empezaron a usarse hace casi 100 años, y a día de hoy, prácticamente todos los aceites industriales incluyen al menos uno de ellos, y no son pocos los que contienen varios.
Cuando nuestros laboratorios diseñan y fabrican la gama de productos Corium, tienen en cuenta la importancia de que ese binomio (lubricante + aditivos) sea de la mejor calidad posible y cumpla perfectamente la función para la que ha sido diseñado.